Algunas veces comentamos aquí obras de mejor o peor factura, según para quién, que se realizan en nuestro pueblo. En esta ocasión nos complace informar de algo totalmente imprescindible por la urgencia de dicho arreglo. Se trata del tejadillo de la entrada de la iglesia. Las aguas filtradas por el lateral de las tejas estaban destrozando de invierno a invierno las vigas de madera y ya se había desmoronado el falso techo de escayola. Es de suponer que esto no ha corrido a cargo del Obispado, sino por parte del Ayuntamiento. Una obra muy necesaria que se ha hecho a tiempo para salvaguardar una de las partes de este histórico edificio de Llamera, con casi 500 años sobre sus piedras. En las fotografías siguientes podemos observar cómo ha quedado tras la reparación.


